miércoles, 27 de febrero de 2013

Cuento con "valores". La sillita de mimbre.

Voy a comenzar este cuento con una típica situación familiar, que seguro alguna vez habréis vivido u observado.

Había una vez, una familia compuesta por un pequeño niño de tan solo 7 años, que vivía en Tanzania con sus padres y su abuelo paterno, ya anciano. La mamá siempre se quejaba de que el abuelo demandaba una constante atención y que en muchas ocasiones eso era una carga para la familia.

El niño tenía una relación muy estrecha con su abuelo, por lo cual siempre intentaba darle toda la atención que requería y así evitar las discusiones entre su madre y su padre sobre este tema.

Un día, la madre anunció al padre: ¡El abuelo tiene que irse de casa! El padre del niño, al no hacer entrar en razón a su esposa, no vio otro remedio que volver a enviar a su padre al pueblo natal, donde viviría solo.

Como era costumbre en aquel país, el padre del niño fabricó una silla de mimbre para transportar al anciano. Al día siguiente, montaron al abuelo en la silla y partieron al pueblo. El niño rogó entre lágrimas a sus padres, pero ninguno le escuchó.
Triste, se despidió de su abuelo y le pidió a su padre que no se olvidara de traer de vuelta la silla de mimbre. El padre le preguntó para que la quería, a lo que el niño respondió: “La guardaré en casa y cuando tú envejezcas como el abuelo y seas una carga para mi familia, la usaré para llevarte a ti de vuelta al pueblo”.
NOTA: El valor moral que juzgamos como, “bueno”, que se indica en esta historia, es el respeto hacia las personas mayores que surge por parte del niño.
Mientras que también se observa un valor que juzgamos como “malo”, que surge por parte de los padres. Y es todo lo contrario al valor del niño. Es perder el respeto a alguien que te ha dado la vida. Porque mientras uno es joven y puede valerse por sí mismo realiza actos de los cuáles en un futuro podría arrepentirse, y podrían volverse contra esa persona.